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Sin pena ni gloria.

Una breve visita a la costa albanesa y ponemos rumbo al sur. En Berat, la policía nos advierte que la carretera por la que pretendemos continuar está muy mal para la bici.
- Éstos no nos conocen a nosotros!!-
Cuando después de preguntar varias veces nos dicen que tan sólo a caballo se podría pasar, nos damos por vencidos.
- Demasiados kilómetros y peso para semejante tarzanada !!-
Desandamos parte de lo andado y circulamos ahora por la ruta principal "la good road". A pesar de que la carretera se encuentra en un estado lamentable, el paisaje es más agradable y tras varios puertos de montaña descendemos hasta un enorme valle glaciar, que nos conducirá hasta la frontera griega.
Seguro que Albania posee zonas con enorme encanto, pero nosotros no lo hemos sabido o podido buscar. El olor a manzanilla del camino, los capuccinos, los pueblos de Berat y Gjirokaster justificarán en parte los kilómetros de pedaleo.

Blanco y negro. Dos caras de un mismo país.

Si hay algo que nunca debiéramos hacer es generalizar sobre las gentes de un lugar o sacar conclusiones precipitadas. Como ejemplo, dos historias de un mismo país:

Negro:
Esperamos que pase la tormenta y seguimos pedaleando. Va a ser la primera noche en el país y paramos en un Hotel de carretera.
- ¿Cuánto?
- Diez euros la doble.
- Te pago.
- Mañana, mañana, no problem, (entre sonrisas y preguntas personales).
Amanece, nos preparamos y el de menor rango de los cinco empleados (para los dos únicos clientes) aparece con una nota: 10 + 10 = 20 Euros
- ¿Tenemos cara de tontos? Reímos.
- Ahhh!!!! El patrón, el patrón...
- Pues llama al patrón.
Aparece el patrón en su "flamante Mercedes". De nuevo explicaciones:
- Pero mira en el hotelazo que estáis!!
- Pero si no cae agua en la ducha, el lavabo no cierra...
Caras serias, intento de marcharnos, los empleados nos rodean... tensión.
A escasos 200 mts. una pareja de policía de tráfico. Nos acercamos.
- Ah!!! Esa no es nuestra labor.
Vuelta a la discusión, intento de guardar nuestras bicis... más tensión.
Recurrimos de nuevo a la pareja de tráfico que parece tomarse el asunto en serio y amenaza con llamar a la Policía Estatal. El patrón se lo piensa mejor y decide dejar el timo del guiri para otra ocasión.

Blanco:
Sobrepasamos el centenar de kilómetros en una montañosa etapa al sur del país. Buscamos un lugar dónde colocar la tienda en la pequeña aldea de Qeserat. Andrea, un adolescente nos conduce donde su hermana Anisa que habla español.
- ¿Dónde has aprendido el idioma?
- En la televisión viendo la telenovela.
Intento disimular la cara de idiota (llevamos casi una semana y apenas sabemos decir gracias), mientras nos dirige a su casa invitándonos a pasar la noche. A partir de aquí una agradable cena junto con sus hermanas Elsa, Marta y su abuela Lala, que nos leerá el futuro en los posos del café. Cuando a la mañana siguiente insistimos en pagarles por tanta hospitalidad (cena, cama y desayuno y la mejor compañía), éstas se niegan rotundamente a aceptar el dinero. Con cuatro besos por cabeza de despedida abandonamos el lugar.

Problemas de comunicación.

Desde que abandonamos Italia donde más o menos capiscabamos algo, el idioma se ha convertido en un quebradero de cabeza.
En Montenegro, con algo más turismo, siempre había alguien con quien entenderse. Pero ya inmersos en territorio albanés, la simple tarea de encontrar alojamiento o pedir comida se convierte en un problema. Por nuestra parte tratamos de aprender algunas palabras básicas y acompañarlas con gestos. Pero he aquí un nuevo problema. Los albaneses para decir "po" mueven la cabeza de un lado al otro y para negar "jo" la mueven de arriba a abajo. Algo difícil de asimilar y mucho más de imitar. Y si no pruébalo!

¿Qué dificilillo?

Entrando con pié izquierdo

Suele ocurrir que cuando te creas ciertas expectativas sobre un lugar, muchas veces éstas no se cumplen.
Tras los trámites en la fronteras y cambio de moneda nos incorporamos a la carretera principal dirección Tirana. El emergente tráfico albanés se canaliza por esta única vía y cada vez que nos salimos en busca de rutas alternativas, el asfalto desaparece y las lluvias de las pasadas noches las hacen impracticables.
Pedaleamos por tanto, con los cinco sentidos y lo poco que podemos ver a nuestro paso es lo que parece el negocio con más futuro en Albania: La gasolinera-hotel-restaurante. Sólo cuando paramos a descansar podemos disfrutar del paisaje. Vamos dejando atrás las montañas todavía con nieve de Kosovo.
- Qué duros han de ser los inviernos en esa zona y en las actuales condiciones!!-
Un centenar de kilómetros nos conducen hasta la capital. Quizá, por que venimos de bellísimas ciudades o porque realmente la urbe es horrorosa, la impresión que nos llevamos al entrar en Tirana es decepcionante.
Después de más de cuarenta años de férrea dictadura, el país va saliendo poco a poco de sucesivas crisis. Ahora, tratan de echar tierra sobre su oscura  historia y darle color a todo lo nuevo, dando prioridad a lo ostentoso sobre lo funcional.
Para colmo de males, paseando por las anchas avenidas de ésta contaminada ciudad, observamos cientos de banderas estadounidenses y eslóganes de bienvenida al presidente Bush.

- ¿qué oscuros negocios le traerán a este hijo de la gran...?-
Tras una noche de pesadilla en la que los muelles del colchón nos "masajean" el cuerpo, salimos escopeteados de esta caótica ciudad.

ADIVINA ADIVINANZA

Si alguien encuentra alguna relación entre la foto del calendario de vuestra derecha y la fecha señalada en azul, nos lo haga saber. O mejor dicho, se lo haga saber a Aurora. Por si no se acuerda.