Entrando con pié izquierdo

Suele ocurrir que cuando te creas ciertas expectativas sobre un lugar, muchas veces éstas no se cumplen.
Tras los trámites en la fronteras y cambio de moneda nos incorporamos a la carretera principal dirección Tirana. El emergente tráfico albanés se canaliza por esta única vía y cada vez que nos salimos en busca de rutas alternativas, el asfalto desaparece y las lluvias de las pasadas noches las hacen impracticables.
Pedaleamos por tanto, con los cinco sentidos y lo poco que podemos ver a nuestro paso es lo que parece el negocio con más futuro en Albania: La gasolinera-hotel-restaurante. Sólo cuando paramos a descansar podemos disfrutar del paisaje. Vamos dejando atrás las montañas todavía con nieve de Kosovo.
- Qué duros han de ser los inviernos en esa zona y en las actuales condiciones!!-
Un centenar de kilómetros nos conducen hasta la capital. Quizá, por que venimos de bellísimas ciudades o porque realmente la urbe es horrorosa, la impresión que nos llevamos al entrar en Tirana es decepcionante.
Después de más de cuarenta años de férrea dictadura, el país va saliendo poco a poco de sucesivas crisis. Ahora, tratan de echar tierra sobre su oscura  historia y darle color a todo lo nuevo, dando prioridad a lo ostentoso sobre lo funcional.
Para colmo de males, paseando por las anchas avenidas de ésta contaminada ciudad, observamos cientos de banderas estadounidenses y eslóganes de bienvenida al presidente Bush.

- ¿qué oscuros negocios le traerán a este hijo de la gran...?-
Tras una noche de pesadilla en la que los muelles del colchón nos "masajean" el cuerpo, salimos escopeteados de esta caótica ciudad.

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